| Резюме: |  Ansu Fati está llamado a hacer historia en el Barcelona y en la selección española. Lo demostró en el club azulgrana, donde reventó casi todos los registros de precocidad. Debutó con el primer equipo el 25 de agosto de 2019, ante el Betis, y una semana después marcaba su primer gol ante Osasuna. Tenía 16 años. Doce meses más tarde, se ha convertido en la sensación de la selección española tras su memorable actuación, con gol incluido, ante Ucrania. En el Barcelona ya intuían su progresión y en diciembre le ampliaron el contrato, pendiente de revisarlo a final de temporada, algo que aún está sobre la mesa de Bartomeu.
Este pasado invierno, Bori Fati, padre del futbolista, viendo su explosión y que la mejora contractual que había solicitado estaba enquistada, decidió ponerse en manos de Rodrigo Messi para tratar de desencallar una situación que estaba negociando Junior Minguella, hijo de Josep Maria, el afamado exrepresentante. Leo le acogió bajo su protección y bastaron dos fotos del argentino abrazando a Ansu para que se desbloqueara la negociación.
Ansu Fati recibió una prima por renovar de 700.000 euros, firmó hasta 2022, con dos años opcionales, y una cláusula de 170 millones de euros. Su salario, como futbolista del filial era progresivo durante estos cinco años (300.000 euros, 350.000, 400.000, 500.000 y 600.000). No obstante, pactaron que su situación variaría en cuanto firmara un contrato como jugador del primer equipo. Entonces su cláusula ascendería hasta los 400 millones de euros y su salario durante las tres primeras temporadas sería de un millón de euros, 1,25 millones euros y 1,5 millones de euros.
Desde que se firmo este acuerdo solo han pasado ocho meses pero han sucedido muchas cosas. La primera es el crecimiento exponencial del futbolista, que ha convencido a Luis Enrique en la selección y tiene todo en su mano para que Koeman le conceda la titularidad en el Barcelona. La segunda es la expectación que ha generado en Europa y la oferta que este verano llegó a las oficinas del club catalán: el Manchester United estaba dispuesto a pagar 150 millones de euros por el canterano. Bartomeu desestimó la oferta y se negó en redondo a escuchar ninguna otra. Y la tercera es el nuevo cambio de representante, algo que genera desazón en el seno del club catalán. El Barcelona deberá negociar la renovación pendiente (aunque se han sentado las bases del acuerdo no se ha rubricado legalmente) con Jorge Mendes. La elección del reputado agente portugués es un aviso encubierto. Aunque Ansu Fati y su entorno insisten en que el futbolista no quiere moverse del Barcelona, todas las partes son conscientes que las cantidades pactadas en su momento han quedado desfasadas y Ansu Fati no firmará un contrato profesional si éste no se ajusta a su realidad actual.
Hay prisa en cerrar el acuerdo aunque desde la planta noble del Camp Nou han querido transmitir tranquilidad ante las preguntas de este diario. Aseguran desde Arístides Maillol que el contrato que firmaron con su juvenil en diciembre ya recoge unas serie de cláusulas como la ampliación unilateral, que ya dan por hecha al considerarlo miembro del primer equipo. Afirman que es un mero trámite que quedará resuelto en cuanto Ansu Fati conozca su dorsal, momento en el que sus condiciones cambiarán y pasará a cobrar una ficha mucho más alta y a tener una cláusula liberatoria mucho más elevada.
No obstante, desde su entorno discrepan de esta interpretación y aseguran que Ansu Fati es menor de edad, por lo que según la normativa actual solo podría firmar contratos de dos años de duración como mucho. Incluso apuntan que debería rubricar el cambio de contrato tras su paso a miembro del primer equipo. Además, exigen que al futbolista se le pague acorde con su nueva posición. Y aquí es donde juega un papel fundamental Jorge Mendes, ducho en los intrincados caminos legales del fútbol profesional y con habilidad para ir cambiando de equipo a sus clientes. |