| Резюме: |  Boeing comienza el nuevo año como terminó el anterior: en el punto de mira de los medios internacionales, por lo que parece otro accidente relacionado con uno de sus aviones. En esta ocasión, es un Boeing 737-800 operado por la aerolínea ucraniana UIA (Ukraine International Airlines), que ha suspendido sus vuelos a la capital iraní donde ha tenido lugar el siniestro. En concreto, según viene informando ABC, todos los pasajeros y tribulantes a bordo del aparato habrían fallecido (unas 176 personas). El avión con destino a Kiev (Ucrania) se habría estrellado cerca de Teherán (Irán), poco después de despegar del aeropuerto. Según Reuters, la Embajada de Ucrania en aquel país, ha achacado el siniestro a problemas técnicos descartando la hipótesis de un atentado o de un ataque en medio de las tensiones entre Irán y Estados Unidos. En cualquier caso, se ha abierto una investigación con representantes de las autoridades iraníes.
Todo ello, añade mayor dramatismo a la crisis que viene arrastrando el fabricante estadounidense de aviones desde mediados del año pasado, por la gestión de los problemas relacionados con el Boeing 737 MAX, que no pudo regresar a los cielos antes de final de 2019 tal y como preveía el fabricante. Un episodio que se cobró el pasado 23 de diciembre la cabeza de su consejero delegado desde 2015, Dennis Muilenburg, que fue cesado por la dirección de la firma tras 34 años de carrera en la compañía. David Calhoun, presidente de Boeing anunció entonces que «el director financiero de Boeing Greg Smith ejercerá las funciones de CEO de modo interino durante este periodo de transición».
Según los datos más recientes aportados por la propia Boeing, la facturación de la compañía se redujo en un 19% hasta los 58.649 millones de dólares. Solo en el primer semestre del año pasado, Boeing perdió 793 millones de dólares. En términos de empleo, el fabricante estadonidense ha reasignado tareas pero una amenaza sobrevuela sobre la planta de Renton (Seattle) con unos 12.000 trabajadores que podrían ver sus puestos de trabajo amenazadas y, de forma indirecta, la factoría de su rival Airbus en el Puerto de Santamaría (Cádiz) donde se fabrican los cubremotores de este modelo para Boeing, tal y como informó nuestro compañero Guillermo Ginés.
Sin embargo, Boeing parece seguir condicionado por la alargada sombra del 737 MAX cuya producción suspendió a partir de este mes de enero, tal y como anunció a inicios del mes pasado. Lo que no había sucedido en los últimos 20 años. De esta forma, la firma aparcó - al menos temporalmente- un modelo polémico implicado en dos accidentes aéreos en marzo de 2018 y marzo de 2019 con el resultado total de 346 muertos. Las asociados a fallos en su software y que le costó dejar en tierra a cientos de aviones por orden del regulador aéreo estadounidense, la Administración Federal de Aviación (FAA, en sus siglas en inglés).Según sus estimaciones, Boeing cuenta en la actualidad con 400 aparatos de este modelo almacenados y sin uso.
En esta línea, la aerolínea recomendó ayer mismo que los pilotos que vayan a usar el 737 MAX se somentan a un entrenamiento con simuladores. Una medida a la que se había resistido hasta ahora la firma. «La seguridad es la prioridad número uno para Boeing», asegúró su CEO interino Greg Smith. |